Trabajar para Dios es una actividad taaan gratificante. No importa cuanto des, siempre, siempre recibes más.
Gracias a Dios, tuvimos la oportunidad de hacer un retiro para jóvenes. Es bien bonito ver como a alguien se le prende esa llama de Cristo en el alma, una llama que tal vez hace mucho se había extinguido, y también es muy bonito saber que Dios nos utiliza como instrumentos suyos para llegar a los demás.
Hemos entregado nuestras vidas al Señor, no hay mayor bendición que ser de El.
En la noche llega mi bunny por fin!
Que intoxicantemente delicioso el aroma de los lirios blancos...
*Note to self: post comenzado el sábado, terminado el lunes.
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