No me quieras a medias

No me quieras a medias.
No me quieras a medias: a medias luces, a medias lunas,
a medios suspiros, a medios latidos.
No ilusiones y enamores
para desaparecer después tan rápido como llegaste.

No me quieras a medias,
porq yo no sé querer así.
Yo quiero completo o no quiero.
Yo te quiero completo o NO quiero.

No olvides las lunas y los mares,
y los pies llenos de arena.
Las risas, las sonrisas,
los sonrojos y los abrazos.
Que así como los olvidas tú,
también los puedo olvidar yo.

No me quieras a medias,
quiéreme con un beso completo,
con un abrazo tan fuerte
que olvide que existe algo más,
que olvide que el mismo tiempo pasa.

No me quieras a medias,
porq yo SÍ te olvidaré completo.

Yo sólo estoy aquí de paso...

El título es el pensamiento que recurría en mi mente durante mis últimas semanas en Tijuana. Siempre supe que mi estancia sería temporal, finita. Siempre supe que había una fecha de caducidad. Lo que nunca me imaginé es cuanto crecería...cuanto aprendería de mi...y cuanto apreciaría todo lo q me llevé.

Llegué insegura y desafiante a la vez, ruda (como me describiría más de uno), que al final de cuentas es solamente el camuflaje de esa misma inseguridad; dolida e inocente. Por primera vez de verdad viviendo fuera de casa, con una nueva independencia y libertad que no conocía. Con ese sentimiento de ser una impostora...de no ser "la residente", sino una pasante con gafete de R1. Con manos torpes y mente nublada. 

Las semanas y los meses me fueron transformando cual vasija de barro crudo. Aprendí a encargarme de 100+ pacientes...a rendir cuentas y aceptar errores. Aprendí a ser maestra: a enseñar lo poquito que sabía (o creía saber) a mis MIPs. Aprendí a ser más diestra, a reconocer mis fallas diagnósticas y terapéuticas, y reparar (cuando posible) los daños que hice, aceptando que a veces mis errores cobran vidas. Aprender mis limitaciones y luchar porq cada vez fuesen menos. A pelear con quien fuese necesario para beneficio de mi paciente. Aprendí también como estar parada sola, sin aquella presencia (visible e invisible en ocasiones) que tuve por varios años y sin la cual no me podía imaginar. Aprendí a dejar de buscar explicaciones de su ausencia. Y aprendí también a dejar ir aquello que ya no era mío...

Probé mis límites: físicos, mentales y emocionales. Dejé de ser tan dura (aunq algunos me critican el ser blanda de más ahora...), pero siempre firme por el bien del paciente. Conocí gente fantástica que me apoyó en todo momento. Residentes, internos, médicos de base..encontré amigos en todas las categorías. Amigos con los que reí y compartí tanto, con los que aprendí (no sólo en lo académico) y los que me brindaron tanto apoyo en mis momentos más difíciles, y sin los cuales este año no habría sido tan bueno. 

Qué me llevo: conocimiento, seguridad, habilidades, curiosidad, fortaleza, varios kilos!, heridas de guerra, abrazos de agradecimiento, AMIGOS, hambre de más...

Me fuí sintiéndome lista para el siguiento paso, anhelándolo. Con cierta tristeza por irme de la ciudad donde dije jamás querer vivir, y a la cual no dudaría en volver (temporalmente, claro está). 

Se cerró el ciclo del primer año. Se acabó el R1. Y aunque ahora soy un ente de una extraña fusión R2-MIP, sé que nuevamente Dios me ha puesto en el mejor lugar para mi, y estoy lista para lo que viene...

No hay mejor manera para decirlo que: hasta pronto y gracias totales, Tijuana!    
 
(Hoy, como hace mucho no me pasaba, simplemente me tuve q levantar a escribir...)