Que difícil ha de ser para que dos personas, de familias distintas, puedan convivir, e incluso vivir juntas. Lo que para una es completamente normal y cotidiano, para la otra puede ser ajeno, extraño e incluso, inaceptable.
Costumbres, tradiciones, sabores, sonidos…
¿Enjuagar los trastes antes de lavárlos?
¿Cerveza en la carne?
¿Lavar los calcetines aparte?
¿Fobia a la salmonella?
Ah, pero que interesante este mundo nuestro con su gran diversidad de personas. ¿No sería aburrido si todos comiéramos milanesa de igual modo? Los tacos en Ensenada y los tacos en Mexicali, believe me, VERY different things.
Tal vez si más personas aprendieran a apreciar las diferencias del otro (y tal vez adoptar unas cuantas) nos llevaríamos mejor entre todos. Compartir lo que nos hace diferentes y únicos enriquece el mundo en el que vivimos.
Es cierto, venimos de guacamoles diferentes…ah, pero que buena nos queda la salsa!
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